La oscuridad la tapaba con su manto.
Ella se sentía vulnerable y asustada. Temblaba y recordaba la luz que
hacía meses que no veía. Llevaba mucho tiempo viviendo entre sombras y
no había nadie que pudiera hacer nada para salvarla de tan nefasto
destino.
La cuenta atrás había empezado, en pocas horas se presentarían dos
guardías ante las puertas de su celda dispuestos a cumplir con la
condena que le había sido impuesta.viernes, 3 de febrero de 2017
jueves, 2 de febrero de 2017
Microrelato : Esther
Esther le observa en silencio,
escondida entre las sombras para que el no la descubra. Agarra fuerte su
pecho notando las pulsaciones de su pobre corazón destrozado. Ya hace
demasiado que fantasea como debe ser estar entre sus brazos, el olor de
su pelo recién lavado y salir a pasear cogiendole de la mano como una
pareja normal.
Pero sabe que eso es imposible. Suspira y
mete una mano en uno de los bolsillos de su abrigo, entre sus dedos nota
el pequeño objeto metálico y se dedica a juguetear con él durante un
rato. Nota la culpa en la boca de su estómago y observa su rostro en el
escaparate que tiene justo enfrente. Aún no se acostumbra a su
apariencia, ya no hay piel en aquella cara que durante años enamoró a
miles de personas, sólo una masa de piel cicatrizante.
Ya no hay vuelta atrás, sabe lo que tiene que hacer. Del bolsillo del
abrigo saca la cuchilla de afeitar con la que estaba jugando y hace el
primer corte en su muñeca izquierda. La sangre no tarda en brotar.
Repite la misma operación y se deja caer en el suelo con ambos brazos
descansando en el suelo.El color carmesí tiñe el asfalto y Esther espera conseguir la paz que tanto lleva esperando.
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