Otro relato más para el taller literario. Este relato esta fatal, no me ha dado tiempo a corregirlo y pido disculpas por los errores que os podáis encontrar. Igualmente os doy las gracias por leerlo.
La sombra se movía a su alrededor. Ella era
plenamente consciente de que alguien a quien no lograba ver seguía todos sus
movimientos. Apretó las zapatillas de ballet contra su pecho y a paso rápido se
dirigió hacía su camerino.
Respiraba con dificultad. Notaba como un sudor frío cubría su cuerpo y la
sensación de ser vigilada iba en aumento. Por fin, después de lo que le pareció
una eternidad llegó al camerino y entró de forma apresurada.
Allí se permitió exhalar un suspiro de puro alivio. Entre aquellas cuatro
paredes se sentía medianamente segura, aunque la sensación de peligro moraba
por todo el lugar.
Moviéndose lentamente, se sentó frente al espejo y a
la mesa improvisada que hacía de tocador. Agarró una esponja y empezó a frotar casi
de forma histérica su cara. Intentando eliminar de esta forma, los restos de
maquillaje.
A medida que el maquillaje iba desapareciendo de su rostro, la temperatura de
la estancia iba cayendo en picado. Una extraña bruma se colaba a través de la
puerta y lo iba cubriendo poco a poco de un manto gris.
Alarmada se dio cuenta de que la cosa no iba nada
bien. Quiso ver su reflejo en el espejo pero este no le devolvió imagen alguna.
Llevó su mano hasta su pecho y pudo comprobar el tamborileo histérico de su
corazón.
Ya estaba. Ella lo sabía. Él estaba allí para cobrar su deuda.
--Mi preciosa Nola-- oyó como él la llamaba por su nombre de pila.
A su espalda se dibujaba la figura de un
hombre alto, de mirada felina y con unos colmillos de serpiente por dientes.
--Mi señor...yo......-- se apresuró a decir Nola.
--No hay excusas mi pequeña. Quiero lo que es mío, aquí y ahora....-- la voz
del hombre sonaba más como un gruñido animal que a algo humano.
--Pero....mañana es la última función, solo quiero....algo, algo más de tiempo
para que él pueda verme......-- a su espalda oyó una risa que helaba el alma.
--Como sois las criaturas humanas.....os dejáis llevar por la absurdez de los
sentimientos y termináis por convertiros en seres patéticos y sin vida.
Nola no hizo caso a este último comentario. Lloraba histéricamente entre
pequeños hipos. Sabía que había sido una estúpida confiando en aquel ser que
una vez le había prometido el mundo. Y ella, se lo había creído durante un
tiempo. Los carteles adornaban toda la ciudad con su rostro "Vengan a ver
a la nueva promesa del ballet, Nola Kellan". Y sí, había disfrutado de su
momento de gloria, pero las cosas se torcieron. Adam llegó a su vida en el
momento menos apropiado y se enamoró perdidamente de él. Aunque su amor no era
correspondido. Durante semanas le enviaba cuartillas hablándole de sus
sentimientos, de las grandes cosas que podrían hacer juntos pero jamás recibía
respuesta. Soñaba con verle entre el público con su mirada puesta en ella.
Expresándole que él sentía lo mismo, que su amor iba más allá que cualquier
cosa y que quería hacerla su esposa. Pero no, jamás llegó a pasar. Eran meras
fantasías que su mente se empeñaba en crear.
--Por favor Nola, si sabes perfectamente que él jamás vendrá...tu no significas
nada
Y ante aquellas palabras Nola supo que decía la verdad. Fue como despertar de
un sueño y ver la realidad.
--Llegaste aquí siendo una triste limpiadora y yo te convertí en bailarina, te
devolví la vida. Y ya es hora de cobrar mi precio.
Le tendió algo y ella por impulso se dio la vuelta recogiéndolo de sus manos.
De primeras no supo lo que era. Después se fijó más y observó la figura
alargada y reluciente de una pequeña navaja. Tenía un mango negro como el
carbón y la figura de un ángel grabada en plata.
--Ya sabes que hay que hacer-- Nola asintió.
Se levantó y aferró la navaja contra su pecho. Con pasos lentos se dirigió
hacía el único ventanal que componía el camerino. Lo abrió de par en par y se
subió al alfeizar. No quiso mirar hacía atrás. Clavó la punta de aquella arma
contra su maltrecho corazón y simplemente se dejó caer.
Su señor se dirigió hacía la ventana y la vio tendida en la calle. Inerte y
carente de cualquier vida.
--Adiós mi pequeña bailarina......-- murmuró mientras desaparecía de aquel
lugar.
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