miércoles, 16 de octubre de 2013

Taller Literario Be Literature #4 participación




No sé como me habrá quedado....últimamente me cuesta bastante escribir, a lo mejor sufro del famoso "bloqueo del escritor". Aunque no me considero escritora para nada, las letras me repelen creo yo.

Sabor a Marfil 

Observaba su “obra” con gesto orgulloso. En su mano derecha sostenía un lápiz de labios rojo muy gastado y sus dedos estaban ligeramente manchados de carmín. 
El que hasta hacía tres horas había sido su novio descansaba sobre un manto de sangre, tenía varias heridas en el abdomen y su mirada carente de vida se perdía en algún punto remoto del techo.


--Me gusta tu nuevo aspecto Joseph-- decía ella mientras con el labial rojo repintaba los labios del difunto por enésima vez – Y pensar que creías que habías podido engañarme -- rió sarcásticamente – Esa insignificante Isabella Norton no me llega ni a la suela de los zapatos.

Sobre la cómoda descansaba el arma del crimen. Un imponente cuchillo de caza de punta afilada y mango de marfil. Lo recogió y lo guardó en su bolso de piel de cocodrilo y justo antes de salir del apartamento se apresuró a limpiar sus posibles huellas. 
Ahora sí, todo estaba impoluto. En su sitio, sin ningún tipo de desorden sospechoso y con un cadáver descansado sobre la alfombra.

– ¿Te veré en el infierno? Supongo que sí – preguntó antes de cerrar la puerta a su espalda. Acababa de hacer un buen jaque, y ahora tocaba el “mate” , Isabella Norton disfrutaba de sus últimas horas en algún lugar de la ciudad y ella iba a poner fin a ellas.  
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martes, 1 de octubre de 2013

Taller Literario Be-Literature

Otro relato más para el taller literario. Este relato esta fatal, no me ha dado tiempo a corregirlo y pido disculpas por los errores que os podáis encontrar. Igualmente os doy las gracias por leerlo.



La sombra se movía a su alrededor. Ella era plenamente consciente de que alguien a quien no lograba ver seguía todos sus movimientos. Apretó las zapatillas de ballet contra su pecho y a paso rápido se dirigió hacía su camerino.
Respiraba con dificultad. Notaba como un sudor frío cubría su cuerpo y la sensación de ser vigilada iba en aumento. Por fin, después de lo que le pareció una eternidad llegó al camerino y entró de forma apresurada.
Allí se permitió exhalar un suspiro de puro alivio. Entre aquellas cuatro paredes se sentía medianamente segura, aunque la sensación de peligro moraba por todo el lugar.
Moviéndose lentamente, se sentó frente al espejo y a la mesa improvisada que hacía de tocador. Agarró una esponja y empezó a frotar casi de forma histérica su cara. Intentando eliminar de esta forma, los restos de maquillaje.

A medida que el maquillaje iba desapareciendo de su rostro, la temperatura de la estancia iba cayendo en picado. Una extraña bruma se colaba a través de la puerta y lo iba cubriendo poco a poco de un manto gris.

Alarmada se dio cuenta de que la cosa no iba nada bien. Quiso ver su reflejo en el espejo pero este no le devolvió imagen alguna. Llevó su mano hasta su pecho y pudo comprobar el tamborileo histérico de su corazón.
Ya estaba. Ella lo sabía. Él estaba allí para cobrar su deuda.

--Mi preciosa Nola-- oyó como él la llamaba por su nombre de pila.

 A su espalda se dibujaba la figura de un hombre alto, de mirada felina y con unos colmillos de serpiente por dientes.

--Mi señor...yo......-- se apresuró a decir Nola.

--No hay excusas mi pequeña. Quiero lo que es mío, aquí y ahora....-- la voz del hombre sonaba más como un gruñido animal que a algo humano.

--Pero....mañana es la última función, solo quiero....algo, algo más de tiempo para que él pueda verme......-- a su espalda oyó una risa que helaba el alma.

--Como sois las criaturas humanas.....os dejáis llevar por la absurdez de los sentimientos y termináis por convertiros en seres patéticos y sin vida.

Nola no hizo caso a este último comentario. Lloraba histéricamente entre pequeños hipos. Sabía que había sido una estúpida confiando en aquel ser que una vez le había prometido el mundo. Y ella, se lo había creído durante un tiempo. Los carteles adornaban toda la ciudad con su rostro "Vengan a ver a la nueva promesa del ballet, Nola Kellan". Y sí, había disfrutado de su momento de gloria, pero las cosas se torcieron. Adam llegó a su vida en el momento menos apropiado y se enamoró perdidamente de él. Aunque su amor no era correspondido. Durante semanas le enviaba cuartillas hablándole de sus sentimientos, de las grandes cosas que podrían hacer juntos pero jamás recibía respuesta. Soñaba con verle entre el público con su mirada puesta en ella. Expresándole que él sentía lo mismo, que su amor iba más allá que cualquier cosa y que quería hacerla su esposa. Pero no, jamás llegó a pasar. Eran meras fantasías que su mente se empeñaba en crear.

--Por favor Nola, si sabes perfectamente que él jamás vendrá...tu no significas nada

Y ante aquellas palabras Nola supo que decía la verdad. Fue como despertar de un sueño y ver la realidad.

--Llegaste aquí siendo una triste limpiadora y yo te convertí en bailarina, te devolví la vida. Y ya es hora de cobrar mi precio.

Le tendió algo y ella por impulso se dio la vuelta recogiéndolo de sus manos. De primeras no supo lo que era. Después se fijó más y observó la figura alargada y reluciente de una pequeña navaja. Tenía un mango negro como el carbón y la figura de un ángel grabada en plata.

--Ya sabes que hay que hacer-- Nola asintió.

Se levantó y aferró la navaja contra su pecho. Con pasos lentos se dirigió hacía el único ventanal que componía el camerino. Lo abrió de par en par y se subió al alfeizar. No quiso mirar hacía atrás. Clavó la punta de aquella arma contra su maltrecho corazón y simplemente se dejó caer.

Su señor se dirigió hacía la ventana y la vio tendida en la calle. Inerte y carente de cualquier vida.
--Adiós mi pequeña bailarina......-- murmuró mientras desaparecía de aquel lugar. 
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